Fallece en Landete el artista conquense Aurelio Cabañas González

Varias veces premiado, descata su máximo galardón en la V edición del Premio de pintura MUFACE en 2009

José Miguel Carretero

Nacido en Cuenca e integrante de una muy reconocida y querida familia de la Ciudad, los Cabañas, heredó la doble devoción a la pintura y a la música, siendo nieto del Maestro Nicolás Cabañas, que fuese carismático compositor y Director de las Bandas Provincial y Municipal de Cuenca, sobrino del formidable acuarelista y músico Alfonso Cabañas y, sobre todo, hijo del admirado pintor y apasionado nazareno Aurelio Cabañas Cabeza, de quien, amén de su recuerdo, podemos contemplar la placa que el Ayuntamiento capitalino le dedicó por unanimidad hace muy pocos años en la Calle Alonso de Ojeda, en pleno itinerario procesional.

Con igual nombre de pila y remarcando el materno apellido González, Aurelio hijo cultivó esas mismas facetas artísticas, con una muy brillante trayectoria profesional y académica. Licenciado en Bellas Artes por la Facultad de San Carlos de la Universidad de Valencia, se especializó en la técnica del grabado, perfeccionándola en los años ochenta en la Academia Rafaello de Urbino y en la Scuola Internazionale di Grafica de Venecia.

De su quehacer pictórico escrito está, con su venia, que fue evolucionando hacia el expresionismo y acercándose a la abstracción, añadiendo que  sus obras se nutren de la influencia de los grandes pintores españoles de la historia, buscando la atmósfera de Velázquez, la expresividad de Goya o la luz de Sorolla. gustando de combinar figuración y abstracción.

Quiso y logró mantenerse vinculado a su Provincia natal y así obtuvo plaza de Profesor de Enseñanza Secundaria en el I.E.S. “Serranía Baja” de Landete. Allí ha vivido y al alumnado de ese Instituto ha dedicado lo mejor de su ilusionado magisterio, que ahora perdura y fructificará, además del recuerdo de una sencillez y cercanía en las antípodas del divismo afectado.

Varias veces premiado, descatando su máximo galardón en la V edición del Premio de pintura MUFACE en 2009, con la obra Hashima, expuso con gran éxito en numerosas ocasiones y ciudades, incluida, naturalmente, Cuenca: muchos de sus cuadros hermosean las estancias de hogares conquenses, aportándoles belleza desde un silencio que es clamor.

Su pasión por la música, genética y elegida, la desarrolló como virtuoso intérprete de distintos instrumentos, entre ellos el trombón, la flauta travesera y la trompeta; incluso en algunas temporadas cuando le fue posible tocó como integrante de la Banda de Música de Cuenca. Pero, muy especialmente, descolló como pianista, como lo hicieran su abuelo y, más en privado, su padre.

Aunque arrastraba algunos problemas cardiacos, Aurelio mantenía una vida bastante activa y hacía muy pocas fechas que había visitado Madrid, disfrutando del Museo Thyssen-Bornemisza y de varios partidos de tenis del torneo Mutua Madrid Open.

Desde luego, nada hacia preverle un cercano y fulminante desenlace mortal, pero desgraciadamente éste se produjo a pesar de ser atendido por los Servicios Médicos que se desplazaron a su domicilio de inmediato, avisados por la familia.

El sepelio tuvo lugar en Landete. Allí reposa, en paz, mientras sus obras pictóricas perviven. No ha sido ni será el último Cabañas artista, para gala de Cuenca.