«Defiendo la programación de compositoras y directoras, los campos más restringidos a la mujer en el mundo musical»

Entrevista con Consuelo Díez, directora del XXVIII Festival de Música de La Mancha

MANUEL MILLÁN

Consuelo Díez (Madrid, 1958) es una de las compositoras más sugerentes e imprescindibles de nuestro país para entender la música de los siglos XX y XXI. Además de haber dirigido Festivales como el de Arte Sacro de Madrid o el Festival de Música Contemporánea de Alicante, lidera desde 2004 el Festival Internacional de Música de La Mancha, que pone en primera línea la ciudad de Quintanar de la Orden. El pasado día 8, el dúo conquense La Lira Nocturna abrió la presente edición.

¿Cómo ha podido conseguir que un festival en el corazón de la Mancha y centrado principalmente en la música clásica haya llegado a su XXVIII edición?

Sobre todo a base de esfuerzo, trabajo y tesón. Y siempre con actitud positiva y constancia. También hay dosis de ilusión y satisfacción por el trabajo bien hecho, una vez conseguidos los objetivos de cada edición. Somos un equipo de personas, además, y nos complementamos en quehaceres y responsabilidades. De otra manera, sería imposible. Por otra parte, tenemos un público que ayuda mucho, que se siente parte del Festival, que escucha atentamente y aplaude con mucha generosidad. Lo han podido comprobar todos aquellos que han pasado por este Festival.

¿Cómo ha afectado la pandemia al Festival? ¿Ha temido por su continuidad?

Sinceramente sí. En los peores momentos ya no sólo es que temiera por su continuidad, temía también no volver a encontrarnos con una situación como la de antes de la pandemia. Pero el miedo ha pasado, con precaución, claro, y miramos con optimismo al futuro. Logramos al menos que sólo perdiéramos la edición de 2020, ya que en 2021 retomamos la programación sin mirar atrás, a pesar de los muchos problemas añadidos, con responsabilidad, pero también con muchas ganas, después de todo lo vivido y las tragedias a las que todos nos hemos enfrentado en nuestras familias y círculo de amigos y conocidos. Muchos nos han dejado y siempre estarán en nuestra memoria.

En breves trazos, ¿podría describirnos cómo va a ser la edición de este año?

Tiene características que ya son seña de identidad de nuestro Festival. Por ejemplo, la atención al repertorio de compositoras de todos los tiempos, para ayudar a visibilizar su labor. La programación de repertorio infrecuente, ya que pienso que para escuchar lo que hemos oído muchas veces, no se necesita un festival. Los estrenos son otro punto importante, con un riesgo añadido cuando son absolutos, porque creo que hacen que el festival tenga interés y originalidad. El respeto por la difusión de la música española, tan desaparecida de determinadas programaciones, lo considero crucial para que la sociedad sea consciente del valor que tienen los músicos españoles y nuestra música, que, en lo que respecta a la calidad, no tienen nada que envidiar a lo que sucede en otras latitudes.

Siguiendo la trayectoria del Festival, se puede comprobar la importante presencia femenina desde que usted la dirige. ¿Se considera una adelantada a los tiempos actuales?

Siempre he defendido la programación de compositoras y directoras, que son los campos más restringidos a la mujer desde hace siglos en el mundo musical. Llevo muchos años en esto y lo que antes se veía como algo completamente inusual, ahora, por fortuna, ya no lo es tanto, así que el tiempo me ha dado la razón, y me siento muy orgullosa de haber defendido este territorio de forma pionera. Así que sí, me considero una adelantada a los tiempos actuales.

Como compositora, ¿qué importancia da el Festival a las músicas de nueva creación?

Toda la importancia que puede y nos deja el presupuesto. Creo que todo festival que se precie debe programar música de su tiempo, que muchas veces es la que mejor conecta con los jóvenes, por cierto, que suelen estar más alejados de músicas históricas que no escuchan nunca. Así que ahí estamos en igualdad de condiciones, tanto la música actual como la de tiempos pasados, frente a ellos, y por eso es tan importante su presencia en la programación. Además, las obras nuevas van conformando un repertorio que no existiría de otra manera.

Observando el importante número de intérpretes castellano-manchegos, ¿cuál cree usted que es el nivel musical de la región?

Es un nivel altísimo. Mucho más alto de lo que creen los ciudadanos de la región, que se pueden sentir muy orgullosos de sus músicos, que pueblan las orquestas y grupos de toda España y del resto de Europa. Esa es una realidad que muchos desconocen y aquí estamos nosotros para mostrarla, en toda su amplitud e importancia. Aquí las bandas juegan un papel fundamental para que esa realidad haya sido posible, y nosotros lo apoyamos con nuestro conjunto residente desde hace muchos años: la banda sinfónica municipal, dirigida por Sebastián Heras, que es su alma y su corazón.

Castilla La Mancha es sede de muchos Festivales, como las SMR de Cuenca o el que usted dirige. ¿Cree que la música puede ser un catalizador de riqueza para la región?

Absolutamente. No sólo lo creo, es que es constatable. Usted mismo reside en Cuenca y habrá comprobado cómo se llena y vibra la ciudad con la Semana de Música Religiosa. Y no sólo es un asunto que trae riqueza y trabajo a las ciudades, sino que también las sitúa en el mapa cultural de España y del mundo, dándoles prestigio, y eso me parece importantísimo.

¿Cómo cree que se adaptará la música clásica a estos tiempos de redes sociales, Instagram y Tiktok?

Pues como se ha adaptado a otros cambios que ha habido anteriormente, con inteligencia y poco a poco variando determinadas premisas, o volviendo a ellas, porque hay algunas que han predominado en tiempos pasados y ahora puede que vuelvan.

Y, para terminar, ¿cómo recuerda su participación en el Gabinete de Música Electroacústica de Cuenca?

Con cierta nostalgia por tiempos que no volverán de momento, porque ahora es relativamente fácil tener un cierto equipo en casa con el que trabajar la música electroacústica, cosa que en la época del Gabinete era impensable, por tamaño de los aparatos y por presupuesto. La labor de equipo resultaba necesaria, entre compositores y técnicos, y eso también lo echo de menos, actualmente es mucho más solitario ese mundo para el compositor. Hoy han desaparecido los estudios que en su día fueron relevantes, como el Gabinete de Cuenca o el LIEM, Laboratorio de Informática y Electrónica Musical del Ministerio de Cultura, entre otros, que hicieron una labor excelente y permitieron a muchas generaciones de compositores desarrollar su labor en ese género, cosa imposible de no haber existido dichas instituciones.