Aitana Sánchez-Gijón y ‘Malvivir’, última obra de teatro de la temporada en el Auditorio

Es el viaje a la cara oscura del Siglo de Oro; un recorrido por las distintas capas sociales, escenarios y personajes de una época turbulenta y fascinante

El Teatro Auditorio de Cuenca acoge este jueves ‘Malvivir’, con Aitana Sánchez-Gijón, Marta Poveda y Bruno Tambascio en el reparto. Se trata de la última obra de teatro de la temporada y las localidades se pueden adquirir en la web del Auditorio conquense.

Malvivir cuenta en primera persona la vida secreta de la pícara Elena de Paz, mujer libre, rebelde, ladrona, ingeniosa, embustera y fugitiva que desafía todas las convenciones de su época y paga el precio de su libertad.

Malvivir es el viaje a la cara oscura del Siglo de Oro; un recorrido por las distintas capas sociales, escenarios y personajes de una época turbulenta y fascinante.

Es también la historia del amor desgarrado y salvaje entre Elena y Montúfar; dos pícaros miserables en una España de esplendor y hambruna, de ensueño y engaño, de fe y brujería, de ilusión y muerte.

Ay Teatro presenta una visión tragicómica del siglo XVII, una reflexión sobre la libertad y la supervivencia y un rescate de la literatura picaresca femenina del Barroco.

Dos grandes actrices dan vida a una pícara así como al mundo que la rodea, con el desafío de asumir más de una docena de personajes, y la presencia continua de un rabelín que toca y canta en directo para acompañar la acción y crear los diversos espacios y atmósferas.

Sugerencia y teatralidad

Recorremos así, gracias a la transformación física, vocal e imaginativa, toda la España de la época: sus ciudades, caminos, ventas, ríos, aldeas… Una fiesta de la sugerencia y la teatralidad, con vaivenes entre risa y llanto, con la tragicomedia a flor de piel y las canciones originales (con letras quevedescas) resonando a lo largo de toda la pieza, a modo de aquel teatro itinerante y festivo que tanto se prodigó en la época al margen de las compañías oficiales de corrales de comedias.

La puesta en escena es sencilla y rotunda, basada en la fisicidad, en el ritmo implacable, en la música en directo y en una sucesión de imágenes y estímulos que no dejan tregua, apostando por la quintaesencia del teatro puro y básico. Son los elementos que han marcado cada espectáculo de Ay Teatro y del director Yayo Cáceres, un inconfundible sello de identidad.