Los comerciantes conquenses apuntan que 2022 fue un año complicado tras el cierre de negocios

El comercio local de Cuenca finalizó el año acercándose a los niveles de negocio previos a la pandemia y pide medidas para hacer frente a la inflación

Los comercios de la ciudad de Cuenca también se han visto afectados por el contexto nacional e internacional marcado por la inflación y la crisis de suministros, en un año 2022 en el que aún no se había recuperado del todo la actividad previa a la pandemia. “Nos consta que ha sido un año complicado y se han producido algunos cierres”, destaca José Miguel Bermejo, presidente de la Asociación Provincial del Comercio.

El concejal del área de Comercio, Mario Fernández Yepes, manifiesta que el sector le transmite “preocupación” sobre la situación actual, e incide en que “vemos locales cerrados, pero también vemos noticias como que este año ha habido más altas de autónomos. La gente quiere emprender, la gente quiere trabajar y tener iniciativa propia”. Y subraya que “el objetivo es que haya una estabilidad en el comercio local”.

El presidente de los comerciantes conquenses enfatiza que esta subida de los costes que están experimentando las empresas “los potenciales compradores también la han sufrido, pues ha tenido alguna repercusión en el consumo”. E indica que el volumen de negocio está “al nivel de años precedentes, no alcanzando aún los niveles de prepandemia”.

Su receta para tratar de paliar esta problemática pasa por “frenar la subida de los precios de la energía y los alquileres, de esta manera, los costes estructurales de cualquier comercio se estabilizarían, así como la economía del consumidor, con lo que se activaría el consumo”.

Fernández Yepes por su parte precisa que en esta legislatura han duplicado la inversión, “llegando hasta 40.000 euros en el convenio con la Asociación de Comercio para dinamizar el comercio local”. También pone sobre la mesa los programas de emprendimiento juvenil ‘Co-Crea’ y ‘Semillas’, de los que han surgido alrededor de 20 proyectos “que siguen todavía con actividad”. Y en el 2023 “viene una mochila cargada de ayuda”, concluye.

De cara a este año, Bermejo condiciona la situación del sector a la evolución de los precios, puesto que “las previsiones siguen hablando de una inflación alta, en torno al 6%” y a su juicio “eso complicará mucho las cosas”.