El nuevo comisario jefe de la Policía Nacional en Cuenca, Francisco Sánchez Lozano, ha vuelto a su ciudad, a Cuenca, para comenzar una nueva etapa dentro del cuerpo policial, tras haber estado medio año destinado en Valencia. Destaca que ha vuelto «a casa» tras haber estado más de 25 años trabajando en la capital conquense y admite que su adaptación al nuevo puesta «no está siendo difícil».
A palabras con Voces de Cuenca, el comisario jefe ha resaltado que, además, está siendo «muy cómoda» y señala que para él es un «honor» haber iniciado esta nueva etapa en la ciudad con la inauguración oficial de la nueva comisaría. Ese fue el primer acto donde se estrenó Sánchez Lozano en el cargo y le han ido sucediendo otros después, como el de este martes en homenaje a las víctimas de terrorismo en la Policía Nacional.
Sánchez Lozano admite que su objetivo principal en esta nueva etapa es que Cuenca «continúe siendo una de las ciudad más seguras de España». Asimismo, subraya que llega con una plantilla donde conoce a todo el personal tras haber estado trabajando muchos años con ellos.
Insiste en que «al ser conquense de nacimiento», su adaptación ha sido «inmediata» gracias a la buena relación que ha tenido el comisario jefe con las instituciones y la sociedad conquense, así como sus tradiciones.
Cabe recordar que Sánchez Lozano, quien ascendió el verano pasado de inspector a comisario y ha ejercido en los últimos meses en Valencia, es licenciado en Derecho por la UCLM. Ingresó en la Escala Ejecutiva de la Policía Nacional en 1994 tras su paso por la Escuela Nacional de Policía de Ávila y un periodo de prácticas en la Jefatura Superior de Valencia. Posteriormente fue destinado a la Jefatura Superior de Las Palmas de Gran Canaria como jefe del Grupo 1 de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado. En 1999 regresó a Cuenca y en 2010 ascendió a inspector jefe siendo destinado como jefe de la Brigada Provincial de Policía Judicial en Cuenca.
Además, Sánchez ha ejercido delegado gubernativo de la Plaza de Toros de Cuenca y ha sido durante seis años el delegado de Prensa de la Comisaría de Cuenca. A lo largo de su carrera profesional ha dirigido importantes operaciones como la investigación por el asesinato de Laura y Marina en 2015, la incautación de dos de las mayores plantaciones de marihuana, una en Huélamo y la otra entre Cardenete y Enguídanos, ésta última junto con la Guardia Civil, o la recuperación del Privilegio Rodado de Alfonso VIII robado en 1980 en la Catedral, así como la intervención de 7.650 kilogramos de cocaína en el buque Tamsare, en su etapa en Canarias.
Durante su carrera profesional, ha sido condecorado cinco veces con la Cruz Blanca al Mérito Policial, además de la Cruz Blanca al Mérito de la Guardia Civil, o la Cruz Blanca de la Policía Local de Cuenca, así como más de 100 felicitaciones públicas.