El Alfar de Pedro Mercedes, emblema de la memoria viva de Cuenca y pulmón cultural del barrio de San Antón, sigue con la verja echada. No hay talleres, ni visitas, ni barrio dentro del barrio. Solo un edificio cerrado desde hace meses y una promesa que no termina de concretarse en una apertura definitiva. Esta preocupación, que no es nueva y que ya se había debatido en anteriores ocasiones en los plenos municipales, la presentó María Ángeles García, portavoz de Cuenca en Marcha, durante el turno de ruegos y preguntas del último pleno ordinario celebrado el pasado 28 de julio.
García pedía a la concejala de Cultura, encargada de la gestión de este bien cultural «fechas concretas y soluciones inmediatas», solicitándoles que no se perdiera en «una explicación genérica». La edil de Cuenca en Marcha denunció que el Alfar «permanece cerrado, sin uso y sin un calendario realista para su reapertura», y criticó que se culpe a la tramitación administrativa «como si fuera un destino inevitable», y no «un modelo de gestión que podría ser otro».
Desde el equipo de gobierno, la concejala de Cultura, Marian Martínez, defendió que voluntad política «no falta», pero sí medios y agilidad. Reconoció que el Ayuntamiento no cuenta con presupuesto propio para mantener el centro y que la única vía ha sido acudir al Consorcio Ciudad de Cuenca para solicitar una subvención de 82.000 euros, concedida en octubre de 2024 para el ejercicio 2025. Sin embargo, el expediente para contratar los servicios sigue bloqueado en los despachos, a la espera de un informe jurídico que aún no ha llegado.
Mientras tanto, las soluciones provisionales tampoco se activan. Desde Cuenca en Marcha se propuso que, al menos, se puedan utilizar algunas de las salas del edificio que tienen acceso independiente para dar cabida a asociaciones del barrio o actividades comunitarias, sin entrar en la zona museística. La concejala de Cultura admitió que han valorado esa posibilidad, pero subrayó que sería necesario «sectorizar los espacios» para proteger el patrimonio que alberga el centro.
Dos años después de que se prometiera su recuperación, el Alfar sigue cerrado y sin fecha de apertura. Los vecinos de San Antón continúan esperando un espacio que no es solo un museo, sino un símbolo: de artesanía, de barrio y de posibilidad para homenajear a uno de los grandes artesanos de la capital y continuar su legado.