El alcalde de Albarracín cree que el conflicto por el límite municipal con Cuenca es «irreconciliable»

El primer edil albarracinense recuerda "es un problema heredado en el que cualquier cesión que se haga por parte de los ayuntamientos no va a ser bien vista ni por los ciudadanos ni de Teruel ni por los de Cuenca"

En 1877 el organismo ‘Obras Hidráulicas del Tajo’ señalizó con un mojón el nacimiento del río más largo de la Península Ibérica. Aproximadamente un siglo después el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino instalaba en el lugar un conjunto escultórico obra de José Gonzalvo en el quedaban representados el río Tajo y los territorios que coinciden en el conocido como ‘mojón de las tres provincias’: Teruel, Guadalajara y Cuenca.

Aquella instalación no era suficiente para esconder un problema que venía de mediados del siglo XIX, como es la discrepancia en los límites municipales entre Albarracín y Cuenca, y que por tanto afectan a los límites provinciales y regionales. Por un lado, Cuenca defiende que es precisamente el cauce del río quien marca la divisoria entre ambos territorios, tal y como figura en los mapas oficiales; y por el otro Albarracín asevera que el límite está un poco más allá, al final del monte de su propiedad denominado ‘Vega del Tajo’ y dejando por tanto todo ese tramo de río dentro de la provincia de Teruel. Eso sí, “hay una huella y no llegaríamos al extremo de quitar la representación de la provincia de Cuenca en el monumento al río Tajo”, indica en declaraciones a Voces de Cuenca el alcalde de Albarracín, Míchel Villalta. El alcalde del municipio turolense indica que «los deslindes actuales de Cuenca están realizados a comienzos del siglo XX, mientras que los de Albarracín son más tardíos, de 1966».

Posturas irreconciliables

Según subraya el primer edil “son posturas irreconciliables, un problema heredado que arranca a mitad del siglo XIX. Nosotros no vamos a renunciar a que el límite provincial se ponga en los límites de propiedad de los montes de utilidad pública, en este caso de nuestro monte, y también entendemos que la reivindicación del Ayuntamiento de Cuenca va por otro lado”.

Recientemente se celebró una comisión de deslindes a la que acudieron representantes de los dos municipios y se llegó a un acuerdo de mínimos, es decir, únicamente para dos mojones tricinios, el principio y el final de los límites, y en los que también tienen una parte de participación los municipios de Checa y Zafrilla. Tampoco hay discrepancia sobre la finca de Valtablao, en la que pace la ganadería de Vicente Mora y que pertenece al municipio turolense.

Entre esos dos mojones “hay un amplio margen del resto de la zona en el que influye un monte de titularidad de Albarracín, que es el denominado ‘monte de utilidad pública número 12, El Tajo’”. “La controversia se arrastra desde tiempo atrás y son posturas que son difíciles de conciliar”, apunta el alcalde de Albarracín.

En este sentido, indica que “en cualquier caso, ambos ayuntamientos hemos hecho actas de disconformidad y queda lo que la normativa básica del Estado establece, que es que tiene que ser la administración general del Estado la que dirima sobre el tema con la concurrencia de un dictamen del Instituto Geográfico Nacional y que el tema pase al Consejo de Ministros”.

Albarracín defiende que gestiona la zona «desde tiempos inmemoriales»

Villalta defiende que los argumentos a favor de que ese terreno es propiedad de Albarracín es “que desde tiempos inmemoriales hemos venido gestionando los aprovechamientos forestales de la zona, tanto maderables, apícolas y de caza, entre otros. La administración autonómica de Aragón, en particular del servicio provincial de Medio Ambiente se han hecho las mejoras en las vías forestales y todas las estrategias de prevención de incendios forestales las hemos hecho nosotros en función de la titularidad del monte, y desde el Ayuntamiento de Albarracín y la institución comarcal que tenemos hicimos un alegato al órgano de cuenca del Tajo para que el primer tramo del cauce del río Tajo, que está en el límite provincial de nuestro monte número 12, la Vega del Tajo, se declarara como reserva fluvial natural”.

En este punto, indica que han hecho estudios “sobre la fauna piscícola y la única reserva natural de trucha autóctona atlántica está en este tramo. Hemos hecho proyectos de ordenación de montes, que se hacen cada diez años, están certificados y es una zona a la que le hemos puesto mucho cariño y no la queremos perder”.

Por tanto, resume que “creemos que la gestión que hemos hecho sobre el terreno es la correcta tenemos los montes con sus planes de ordenación de montes y a su vez con certificación de gestión forestal sostenible, y es lo que vamos a sostener”.

Según los cálculos del alcalde de Albarracín la superficie en disputa “ocupa entre 2.000 y 3.000 hectáreas”, y entre ellas no se incluye el monte de El Entredicho, que considera que en las comisiones de deslinde ya se incluyó dentro del monte número 12 de la Vega del Tajo, propiedad de Albarracín. El alcalde de Cuenca, Darío Dolz, indicó en el pasado Pleno del mes de octubre en Cuenca que este monte era el que estaba precisamente en entredicho, por lo que ni siquiera hay acuerdo en qué territorios están en disputa.

«Una disputa de más valor sentimental que económica»

Lo que sí es un hecho es que Albarracín explota económicamente esta zona, tanto micológicamente como en la extracción de la madera. Villalta señala que “es complicado calcular la cuantía económica que supone, puesto que lo gestiona la Comunidad de Albarracín, en la que se engloban 23 municipios y en ella hay anotados 52 montes de utilidad pública. En cualquier caso es un porcentaje muy pequeño de la cantidad de montes que tienen en la comarca turolense, además teniendo en cuenta la desvalorización de los aprovechamientos maderables en los últimos tiempos y pese al pequeño repunte que parece haber este año en el sector”. Sería por tanto “una disputa de valor más bien sentimental que por su valor económico”.

“Yo entiendo la postura del Ayuntamiento de Cuenca pero también el propio Ayuntamiento de Cuenca tiene que entender que nosotros también tenemos que defender los intereses de nuestra zona y de nuestros ciudadanos. Es un problema heredado en el que cualquier cesión que se haga por parte de los ayuntamientos no va a ser bien vista ni por los ciudadanos ni de Teruel ni por los de Cuenca»”, concluye el alcalde turolense sobre el problema.