El proyecto europeo B_GREEN, que estudia la biodiversidad y los espacios verdes en las ciudades históricas mediterráneas ha tomado el pulso ambiental al casco urbano de Cuenca a través de un proceso participativo en el que la ciudadanía ha valorado con pegatinas de colores, el estado del arbolado, la sombra, el agua, la interacción con la fauna, la experiencia sonora y el confort ambiental en distintos puntos de la ciudad. Concretamente Voces de Cuenca ha podido acceder a lo que planteaban diferentes asociaciones de la ciudad en la actividad organizada la tarde de este miércoles 12 de noviembre en el Museo de Cuenca (Arqueológico), donde este jueves diferentes agentes institucionales se han sumado al reto para escuchar a los expertos y a los ciudadanos que han participado, tomar nota e intervenir sobre las posibilidades de futuro en la capital conquense. Los resultados muestran una clara conclusión: los parques y zonas naturales aprueban con nota, pero las calles del centro se quedan muy por detrás.
La consulta se ha realizado a través de unos paneles en los que se diferenciaba la ciudad en veinte zonas: Bajada de San Martín, Calle Alfonso VIII, Calle Santa Marta y Mirador de Mangana, Calle San Gil y Jardín de los Poetas, zona Puerta de Valencia, Parque de San Julián, zona de Diputación Provincial, Calle Carretería, Plaza de la Constitución y Calle Mateo Miguel Ayllón, Calle Colón y zona Hospital de Santiago, Jardincillo del Salvador, zona Torre de San Juan, Zona Puente de la Trinidad, Parque del Huécar, zona Colegio Ramón y Cajal, zona Castillo, tramo alto de la Calle San Pedro, tramo bajo de la Calle San Pedro, Plaza Mayor y zona del Palacio Episcopal y Museo de Cuenca.
Los participantes colocaban pegatinas verdes, amarillas o rojas según su grado de acuerdo con los temas propuestos en tres niveles, siendo el rojo «no estoy de acuerdo», el amarillo «parcialmente de acuerdo» y el verde «estoy de acuerdo». Las categorías a evaluar en todas las zonas eran «hay suficientes zonas ajardinadas», «la experiencia sonora es agradable», «hay bastante arbolado», «hay suficiente sombra», «existen fuentes o puntos de agua», «hay plantas en las terrazas y balcones», «no existen conflictos con la fauna». El resultado ha sido un mosaico de colores que permite reconocer de un solo vistazo cómo los conquenses viven y sienten sus espacios urbanos.
Buenas valoraciones a las zonas verdes y opinión muy negativa en el centro de la ciudad y el Casco Antiguo
La cara más amable de la consulta es para las zonas verdes conquense con presencia destacada del Parque de San Julián y el Parque del Huécar. Ambos espacios reciben una mayoría de pegatinas verdes en casi todas las categorías. Los encuestados coinciden en que son lugares agradables, con arbolado suficiente, sombra y un entorno sonoro tranquilo; concretamente el Parque del Huécar, la cercanía al río y la vegetación ribereña lo convierten en un auténtico refugio climático dentro de la ciudad. Los puntos negativos se encuentran en la existencia de plantas en los balcones y los conflictos con la fauna en ambos casos.
La otra cara del diagnóstico aparece en las calles más transitadas del Casco Antiguo, así como las zonas de ensanche referentes a la Calle Carretería o la Plaza de la Constitución, donde el predominio del asfalto y la escasez de árboles generan espacios duros, calurosos y poco amables en los que la experiencia sonora es muy desagradable y no existen suficientes fuentes de agua según revelan las encuestas. En este sentido la valoración es especialmente negativa en la Plaza de la Constitución y Mateo Miguel Ayllón y la Calle Carretería, con una aplastante mayoría de puntos rojos con la salvedad de cinco puntos amarillos y dos únicos verdes. En el Casco Antiguo la Plaza Mayor concentra la opinión más negativa con un único valor con buenas valoraciones, la existencia de puntos de agua.
Ante las valoraciones, un espacio propositivo
En este estudio se han evidenciado como deficiencias estructurales generalizadas la falta de fuentes o puntos de agua y la escasez de sombra. Además, a pesar de tratarse de una ciudad rodeada de naturaleza los vecinos perciben que el centro histórico ofrece muy pocos espacios frescos o de descanso climático con sombra y que los únicos puntos con arbolado suficiente son los parques existentes.
A raíz de las valoraciociones, los usuarios encuestados pusieron sobre la mesa una serie de cuestiones que aunque eran paralelas a las encuestas no quedaban reflejadas en el sistema realizado. En la zona del Parque de San Julián y el Hospital de Santiago apuntaron a «conflictos a diario en el Casco Histórico» que, señalan se ven acrecentados los fines de semana; también refirieron la falta de fuentes, pues solo se localizaban en el Parque de San Julián y en Parque de los Moralejos, así como la cantidad de puntos de agua averiados y la necesidad de controlar la flora exótica. Respecto al Salvador y el Río Huécar las propuestas se han centrado en mantener adecentado el caudal del río como medida de mitigación climática y la necesidad de reservar espacios para la flora natural arvense, plantas que a menudo se consideran «malas hierbas» o malezas pero que tienen un interés especial para las polinizadoras, insectívoras y la propia flora.
En el Casco Histórico se han concentrado la mayoría de anotaciones, especialmente en la zona del Castillo, Calle San Pedro y Plaza Mayor. Allí se ha apuntado que los remontes mecánicos favorecerán un cambio de dinámica en este entorno, sin embargo se ha referido que «no hay voluntad de controlar el tráfico», que «existe un conflicto entre los habitantes de la zona y el comercio», que no pueden plantear que haya vegetación en los balcones porque «no vive nadie» y que la estrechez de las calles impide plantar árboles. También se ha destacado que «la zona está muy influenciada por las vegetaciones de la ribera del Júcar y del Húecar» y se ha planteado la opción de introducir de algún depredador como el halcón peregrino que aumente la diversidad ecológica y que pueda ayudar a controlar las palomas.
Los resultados: un espacio de reflexión para los investigadores
El investigador predoctoral de este proyecto, Daniel Dent Murgui, explica que la iniciativa busca adaptar estrategias de biodiversidad y cambio climático a las particularidades de cada casco histórico. El investigador señala que «las dinámicas concretas de cada casco hacen que estas estrategias tengan que adaptarse a cada una de las circunstancias que se dan en cada caso», afirma, destacando que la investigación pretende encontrar soluciones a problemas locales específicos y no solo preservar la naturaleza.
El investigador ha valorado los proyectos recientes entre los que se encuentran la remodelación de la zona centro son una oportunidad para fomentar la biodiversidad urbana y que «este proceso de naturalización de las zonas urbanas se pueda expandir a muchas más zonas», asegura Dent, que también destaca la importancia de los espacios verdes ya existentes, como el Parque del Huécar y el Parque de San Julián. En particular, el Parque del Huécar, con su cercanía al río y la vegetación ribereña, se consolida como un refugio de biodiversidad dentro de la ciudad, por lo que debería «ponerse en valor los procesos ecológicos que se están dando en este punto de la ciudad», mientras que el Parque de San Julián requiere una buena gestión que permita compatibilizar conservación, biodiversidad y actividades recreativas.













